Cómo debería ser la rutina de una piel sensible

Las pieles sensibles son pieles reactivas, más susceptibles a los estímulos del medio ambiente o situaciones de estrés. Por lo tanto, requieren de cuidados especiales, sobre todo en condiciones de temperatura más extremas como el invierno o el verano. Nuestra especialista en medicina estética y antiaging, Francisca Errázuriz, entregó las claves para cuidarla.

Mucho se habla de la piel sensible, pero ¿a qué se refiere realmente? “Es aquella que reacciona de manera exagerada a diferentes estímulos, que se pueden traducir como enrojecimiento, descamación, ardor, resequedad, etc.”, explica Francisca. No hay que olvidarse que nuestra piel cambia constantemente y puede ocurrir que una piel ‘normal’ se vuelva muy reactiva por factores como la contaminación o el aire acondicionado.

La Dra. Errázuriz (@draferrazuriz) considera que lo principal es evitar las reacciones inflamatorias. Por lo tanto, la rutina de una piel sensible debiera ser la siguiente:

Limpieza de la piel: Independiente de que su objetivo es retirar restos de maquillaje, contaminación, sudoración, etc., es muy importante conservar el manto lipídico de la piel. Por lo tanto, la recomendación será preferir un limpiador en crema o uno syndet (synthetic detergent) –es un sustituto del jabón que tiene limpiadores menos agresivos con la piel que los jabones normales-, y evitar aquellos en gel o que generen mucha espuma, por cuanto la dejará más expuesta.

Mantén una hidratación adecuada, utilizando cremas humectantes formuladas para pieles sensibles, que contienen ingredientes antiinflamatorios.

Usa un protector solar con filtro físico. También son conocidos como factores minerales o pantallas, que no interactúan tanto con la piel como los protectores químicos.

Evita el uso de aceites esenciales, productos con fragancias y aquellos con demasiados ingredientes naturales, que por lo general poseen muchos alergenos, y pueden detonar reacciones alérgicas.