Una oda al café

Es intenso, coquetea con el camel, con el chocolate y se instaura como la mejor opción para reemplazar al negro. Dentro de la gama cromática, el café es un color terciario y es considerado como neutro, ya que se adapta muy bien a todo tipo de variaciones.

Transmite credibilidad y estabilidad, surge de la tierra y se establece en la naturaleza. Es perfecto para generar calidez y representa en gloria y majestad al otoño. Es más, sus privilegiados matices lo posicionan como un acento robusto pero sofisticado, y gracias a esto, es que una gran gama de terracotas, beiges, naranjos y negros se unen a la perfección. Pero sus mejores aliados son el blanco, el denim o celeste y el amarillo suave.

A través de los años, los diseñadores y las casas de moda lo han ido incorporando en prendas convencionales, por lo que lo hemos visto en las transparencias de Diesel, en los tejidos de Etro, en el cuero de Roberto Cavalli, pero sobre todo en Max Mara, quien en sus últimos desfiles llenó de café la mayoría de sus looks pasando por los tonos fríos y claros hasta los más brillantes en abrigos, chaquetas de plumas, pantalones, botas y más.

Una auténtica oda que rinde homenaje a su significado, subraya su importancia y predomina con sus texturas y sensaciones. ¿La clave del éxito? Todo gira alrededor del marrón profundo, el cual en invierno es versátil y funciona de manera fenomenal para diferentes atmósferas y estilos de diseño.

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