El arte del Layering en invierno

La superposición de capas para lograr estar cómoda es la mejor forma de disfrutar estos días helados. El layering que consiste en llevar elementos de distintos tamaños, uno arriba del otro, te permite enfrentar con estilo las diversas temperaturas que se sienten durante el día.

Antes de que aparecieran los abrigos a mediados del siglo XIV, desde la antigüedad se han llevado mantos, los cuales eran usados como cubierta exterior para resguardarse. Confeccionados en materiales aislantes como cuero, lana merino, tafetán, seda o terciopelo, siempre estuvieron elaborados para adaptarse a la forma del cuerpo y han evolucionado hasta convertirse en el componente infaltable para esta época.

La capacidad de convertirlos en el hilo conductor de un look, es una dinámica que va más allá de una tendencia. Los ingredientes y recursos que intervienen son todas las variantes de una chaqueta, pantalones, sweaters, bufandas y cinturones.

Por eso, mantener una gama cromática es una apuesta segura y el monocolor es la forma más elegante, la que menos riesgo asume y la más clásica. Mientras que encontrar el balance entre vanguardismo y coherencia, es otro desafío que sin duda, al aplicar diferentes estilos se convierte en un experimento estético interesante. Así como también añadir volúmenes en el outfit, ya que recurrir a accesorios para marcar la silueta y crear distintos niveles de profundidad es un juego óptico de proporciones ideales.

Encajar los ritmos y las geometrías de las diferentes claves, es un hack estético que te permitirá transformar puntos débiles en fortalezas, donde el espectro de opciones abre un diálogo infinito de texturas, colores y combinaciones.

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